Para muchas recetas de postres se utiliza caramelo líquido y hacerlo bien es todo un arte.
- Por cada 25 gramos de azúcar hay que echar 1 cucharada de agua fría. Para que el caramelo quede más líquido y pueda extenderse mejor, un buen truco es agregar un chorrito de zumo de limón al agua.
- Utilizar una cazuela baja (o una sartén anti-adherente) con el azúcar y el agua y hay que llevarla a ebullición lentamente. Pasará de un espeso «jarabe» a ir adquiriendo una tonalidad oscura.
- En el momento que tengamos el caramelo oscuro debemos mover la cazuela suavemente para esparcirlo por aquellas partes donde el azúcar no ha desecho todavía.
- Cuando el caramelo adquiera el color deseado (nunca negro, dorado oscuro, de lo contrario será demasiado amargo), quitarlo y utilizarlo inmediatamente, antes de que se endurezca.
- Si se endurece, un truco para recuperarlo es agregar una cucharada de agua y volver a llevar la mezcla a ebullición suave.